Maravillas botánicas de los Alpes

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Recientemente pasamos un fin de semana en Zermatt, un pequeño pueblo al pie de la montaña Matterhorn (Monte Cervino en español), en los Alpes suizos (o al menos en la parte suiza de los Alpes, ya que el Matterhorn es compartido con Italia). A pesar de haber vivido 5 años en Suiza, por alguna razón nunca visité Zermatt. Luego de haber estado ahí, tengo que decir que es uno de los lugares más lindos que he visto.

Zermatt es famoso como destino para el esquí, y también para el senderismo y el alpinismo; por ejemplo, para los valientes que deciden escalar el Matterhorn. Dado que escalar esta montaña está bastante al pie de mi lista de prioridades, y como estamos en verano (y además el esquí nunca se me dio bien), lo que hicimos fue caminar y disfrutar las bellas vistas de los Alpes. 

Al igual que otros pintorescos pueblitos montañosos en Suiza, el centro de Zermatt y las áreas cercanas son bastante turísticas y están siempre llenos de gente. Sin embargo, solo hay que alejarse un poco para disfrutar de cientos de kilómetros de senderos de montaña en perfecto estado, donde la mayoría de los participantes de los tours en grandes buses no se aventuran.

Para mi primer día en Zermatt escogí (por supuesto) el "Botanischer Lehrpfad", que se traduce como "sendero didáctico botánico", y que prometía observar plantas como Edelweiss, genciana, orquídeas y numerosas plantas alpinas raras. Mi fiel compañero de caminata fue mi perro Gordon, que además es ciudadano suizo (un orgulloso ginebrino, con un pasaporte canino suizo para demostrarlo). A Gordon también le gusta mucho estar en la montaña, pero por razones diferentes a las mías: mientas que yo disfruto caminar a ritmo pausado, observando las plantas, tomando fotos y disfrutando los colores de las flores, él (mitad perro de caza) prefiere seguir su nariz en forma ciega y fanática en cualquier dirección, sin importar si hay barrancos, rocas o descensos empinados, en busca de marmotas, ardillas o cualquier animal pequeño o grande que pueda (en teoría) cazar. Gordon también posee una fuente inagotable de energía, algo que definitivamente no heredó de su madre humana. 

Así, con nuestras botellas de agua y snacks humanos y perrunos, salimos los dos hacia nuestra gran aventura. Antes de salir había visto en Internet que el camino era algo escarpado, y definitivamente lo era: la caminata de 4 kilómetros empieza en Zermatt (altitud 1608 m) y termina en Trift (2337 m). Únicamente una pequeña parte cerca de la mitad del camino es plana; el resto es en ascenso, y en parte a lo largo del cañón del río Triftbach. La hazaña es algo difícil si se tiene además una mano ocupada sosteniendo la correa de un perro de caza muy entusiasmado, y al que le gustaría mucho que no caminaras tan terriblemente DESPACIO.


Gordon, con su pañuelo suizo y bastante adelante de mí en el camino.

El tiempo estimado para completar la caminata en una dirección (hacia arriba) es de 2 horas y 10 minutos. Pensé que me tomaría mucho más tiempo, pero luego de revisar la hora de mis fotos me di cuenta de que  logré llegar de Zermatt a Trift en más o menos 2 horas y 25 minutos, lo que incluye bastantes pausas para tomar agua, observar las plantas, leer los paneles informativos, tomar fotos y recuperar el aliento de tanto subir. Así que tal vez no estoy en tan mala condición a pesar de todo...


La vista y la vegetación a lo largo del camino son impresionantes. Se comienza con una hermosa vista de Zermatt, y conforme se sube, se puede observar más de cerca las montañas, muchas con picos nevados, y el cañón rocoso del río Triftbach. También se pueden apreciar los cambios en la vegetación según la altitud, la composición mineral del suelo (por ejemplo la presencia de minerales calcáreos o silicatos) y la humedad del área. También se cruzan en el camino muchos riachuelos de agua fresca de los Alpes, algo que Gordon disfrutó mucho. 
Una pausa para refrescarse.
La primera mitad del camino atraviesa un bosque denso con diferentes especies de coníferas. Conforme se sube, los árboles empiezan a desaparecer y se pueden apreciar más hierbas y flores de diferentes colores. En el punto más alto casi no hay árboles, y conforme el camino se vuelve más rocoso, la vegetación se caracteriza por plantas que pueden resistir duras condiciones. También observé muchas pequeñas mariposas azules, las cuales resultaron muy difíciles de fotografiar.

El collage abajo muestra algunas de las flores que vi en la caminata, entre ellas las especies Pedicularis verticillataAster alpinus, Geranium sylvaticum y Senecio doronicum (esta última pensé inicialmente que era Árnica). Desafortunadamente no pude identificar las plantas en la esquina superior izquierda (la pequeña flor lila sobre la roca) ni la de la esquina inferior derecha (que se parece a la flor del cebollino). Tampoco llegué a ver el Edelweiss prometido. 



Al final de la caminata se llega al Hotel du Trift, a una altitud de 2337 m. Mientras estuve ahí pude observar como llegaba en helicóptero un envío de bebidas para el hotel.




Luego de un corto descanso para recuperar el aliento, llegó el momento de regresar. El descenso se me hizo bastante más difícil que la subida, ya que maltrata más las rodillas y los pies, y también porque tenía que controlar a Gordon para evitar que fuera muy rápido y terminara tirándome a un precipicio. Tuve que pasar el 90% del tiempo recordándole que caminara despacio y ordenándole parar y esperarme después de cada curva. Por estas razones no tomé muchas fotos de esta parte de la caminata. 

Unos 40 minutos antes de llegar a Zermatt se llega a la pensión y restaurante Edelweiss en Alterhaupt, un lindo lugar para parar por un merecido descanso. En este momento hasta Gordon estaba bastante agotado, en parte por el calor.

Finalmente regresamos al hotel luego de 4.5 horas de camino a Trift y de regreso. Fue un excelente ejercicio, con vistas impresionantes y muchas hermosas flores.  

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