El jardín comienza a despertar
Por lo general tengo dificultades para encontrar temas sobre los que escribir en los meses de invierno, especialmente si el tiempo es poco agradable. De ahí la pausa en el blog desde finales de noviembre. Si bien la naturaleza sigue viva, no es fácil inspirarse cuando afuera todo es oscuridad y lluvia, como lo fue por muchas semanas. Luego tuvimos algunos días de nieve y hielo con temperaturas bajo cero, que aunque más bonitos tampoco lograron motivarme a escribir. Tuvo que venir el primer fin de semana cuasi primaveral del año para sacarnos al jardín y a mí del letargo. Desde hace unos días, y al menos por una semana más, las temperaturas subieron y salió el sol. La capa de nieve y hielo que teníamos en el jardín desapareció, y tímidamente van saliendo los primeros nuevos brotes, e incluso los primeros insectos.
Había que aprovechar que se puede estar afuera sin congelarse para empezar a adelantar algunos trabajos pendientes. Así que este sábado lo usé para podar y recoger algunos restos de ramas y hojas viejas, preparar la compostera y podar un poco el rosal, esto último para que la base de los nuevos brotes esté un poco más abajo y no lleguen tan alto que las rosas marchitas terminen cayendo en el techo de los vecinos (como sucedió el año pasado). Mi esposo cortó y emparejó el seto, que recién me entero debe hacerse ahora: según las leyes de protección de la naturaleza en Alemania, entre 1 de marzo y 30 de septiembre está prohibido hacer cortes muy radicales en setos, árboles y arbustos, para proteger a las especies que anidan.
Y hablando de anidar, este año tenemos como proyecto tratar de convencer al adorable petirrojo que llega al comedero de instalar su nido en el jardín, y por esta razón colocamos una casita que se supone es especial para este tipo de especies en un lugar protegido dentro del seto.
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La posible casita del petirrojo. |
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La nuevas macetas de madera. |
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Plantitas de los mejores tomates cherry que he probado. |
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